Residencia. Nápoles, CDMX

  • Este interior responde a una narrativa visual precisa: geometrías limpias, volúmenes bien trazados y una atmósfera contenida que privilegia la sobriedad. La arquitectura interior se estructura a través de planos verticales en madera natural de tono nogal, que recorren muros y superficies con ritmo y profundidad. Cada gesto busca equilibrio: la disposición espacial, la luz tamizada, el mobiliario pensado como parte del todo. El resultado es un espacio que respira serenidad y acompaña.

  • La paleta material se compone de maderas cálidas, superficies en negro alto brillo y mármol pulido que introducen un juego controlado de contrastes y reflejos. La curaduría de objetos —esculturas metálicas, vidrio soplado en tonos ámbar y verde oliva— aporta acentos discretos y orgánicos. Textiles neutros con texturas suaves matizan la experiencia visual y táctil, mientras los detalles metálicos y la precisión en los acabados refuerzan una noción de lujo sereno, medido y atemporal.