Oficina. Polanco, CDMX

  • Esta residencia proyectada por Dos90 Arquitectura establece un contrapunto: un espacio que desacelera y que ofrece resguardo. Desde el primer acceso, la casa propone una experiencia que se construye desde la materia y la luz, donde cada elemento está pensado para acompañar. El recorrido interior es progresivo. Un vestíbulo contenido abre paso a una circulación lineal flanqueada por muros de madera ranurada, donde la repetición vertical dibuja un ritmo constante. La luz natural entra de forma medida a través de ventanales generosos, tamizada por cortinas de lino que suavizan los contrastes y refuerzan una atmósfera íntima.

    Las estancias —comedor, sala, recámaras— están organizadas con precisión. El mobiliario empotrado, trabajado en carpintería a medida, se funde con la arquitectura para liberar el espacio y enfatizar la continuidad visual. No hay interrupciones innecesarias: las transiciones entre ambientes son sutiles y sofisticadas.

  • La elección de materiales construye una narrativa envolvente. Los muros en madera en tono oscuro, con una textura marcada y profunda, aportan calidez y definición. Los pisos generan contraste y ligereza, al tiempo que permiten que la luz se desplace con fluidez.

    El mármol aparece en puntos específicos —cubiertas de baño, superficies de apoyo, detalles en comedor— con vetas suaves que dialogan con la paleta general sin imponerse. Los textiles juegan un papel fundamental: linos y algodones en tonos grafito y verde olivo cubren cortinas, tapices y cojines, aportando una capa visual y táctil que invita al descanso.

    La iluminación, completamente integrada, se distribuye con rigor. Luces empotradas, líneas que aportan calidez y lámparas escultóricas marcan acentos sin dramatismo, revelando volúmenes, planos y texturas de forma contenida.